º William Zavaleta
La observación y estudio de la economía en el pasado nos
remite a que cada una de ellas ha tenido un capital central en el que se ha fundamentado
su aparato productivo correspondiente; así, por miles de años la economía agraria se fundamentó, como
es obvio, en el capital tierra como medio de producción central no exclusivo.
La economía industrial ha tenido y tiene como capital central al capital máquina
en base al cual no solo se desarrolló el aparato productivo a niveles
insospechables décadas atrás, si no que impulsó la economía a un nuevo estadio
tecnológico productivo: La Economía del Conocimiento.
Por consiguiente, no es de extrañar el énfasis que se hace
alrededor de cada uno de ellos, al establecer políticas económicas; el incremento
de inversión en bienes de capital, una política que apuntala el desarrollo del
aparato productivo industrial, está en esa dirección.
Al identificar que buena parte de bienes y servicios que se
comercializan en cada país y en el
extranjero tienen contenidos tecnológicos de la nueva economía, vamos a
coincidir en la importancia de impulsar y desarrollar esta economía del siglo
xxi en cada uno de nuestros países.
Pero entonces la pregunta que la lógica nos lleva a realizar
es ¿cuál es ese capital en el que se ha de sostener la Economía del Conocimiento
y por consiguiente el que hay que impulsar?. Edvinsson y Malone describen en su
Plataforma de Valor Tres Componentes: Capital Humano, Capital Organizacional y
Capital Relacional que al encontrarse y gestionarse generan economía en la
actualidad; en otras palabras, es en el Capital Intelectual a nivel
organizacional e individual (que integran los tres componentes mencionados) que
se fundamenta la Economía del Conocimiento.
Siendo importante la inversión en bienes de capital, adquiere
mayor importancia la formación de Capital Intelectual, específicamente la
formación de Capital Humano para la economía actual, en el entendido que este Capital
Intelectual se define como la capacidad de generar “economía”.
Con una lógica así no habría discrepancias a la hora de
decidir una mayor inversión en la formación de Capital Humano, si al definir
los contenidos de formación, que se diferencian de la formación de
profesionales para la economía industrial.
Por supuesto que el desarrollo de la Nueva Economía ha de
requerir de nuevos instrumentos que ayuden a configurar un nuevo Estado, algunos
de ellos nos hemos tomado el tiempo de elaborar y proponer:
-
Cálculo del Valor Monetario del Capital Intelectual de un egresado
universitario de una universidad de primer nivel para un país desarrollado,
emergente y subdesarrollado.
-
Cálculo del Capital Intelectual Acumulado para un Profesional en un tiempo “t”
-
Desarrollo de la Innovación Derechos de Transferencia Laboral (DTL), que se
refiere al pago de la institución o empresa receptora laboral de un profesional,
a la institución o empresa transferidora, por el prestigio, la formación,
adquisición y desarrollo de competencias profesionales generadas por las
realizaciones de la institución.
Derechos de Transferencia Laboral por William Fernando Zavaleta Huaccha se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución 3.0 Unported.
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