El siguiente es un sección de la publicación: "Escapando del Neoliberalismo: El reto del Estado en México para impulsar el crecimiento económico en el capitalismo del conocimiento", pertenece al colega y amigo Carlos Manuel Sánchez Ramírez, Catedrático de la Universidad Autónoma de México.
En las últimas tres décadas y en el marco del
capitalismo del conocimiento, México ha seguido primordialmente una vía de
desarrollo neoliberal que ha limitado el despliegue de todo su potencial de
crecimiento económico como se expone en el apartado anterior.
El reciente ascenso de los países asiáticos y
en particular de China, a partir de una vía de desarrollo distinta del
neoliberalismo y con una participación activa del Estado en el desarrollo,
acentúa la necesidad de replantear el rol del Estado en la nueva fase de
desarrollo. Además, el fuerte crecimiento económico que han presentado países
como China e India en las últimas décadas, ha facilitado el proceso de búsqueda
de una vía de desarrollo posneoliberal en Latinoamérica, donde las experiencias
más avanzadas, si bien inacabadas, se encuentran en Brasil y Argentina.
A partir del desempeño insuficiente de
nuestro país en el marco de una economía global dominada por la valorización
del conocimiento y los acelerados ritmos de innovación, resulta necesario
plantear un cambio en la orientación de la vía de desarrollo del país, en
función de premisas nacionales y de un proyecto propio que le permita escapar
del neoliberalismo. Los determinantes de este nuevo proyecto se deben
corresponder con las nuevas condiciones generales de la producción y la
acumulación en el capitalismo del conocimiento y con el nuevo tipo de
conflictividad social propio de esta fase de desarrollo, a la cual el Estado
necesariamente tiene que dar una solución.
Bajo
esta lógica, Ordoñez (2004, 2013) delinea y posteriormente profundiza en un
conjunto de condiciones generales de la producción para que el conjunto de los
capitales lleven a cabo un proceso de acumulación en la nueva fase de
desarrollo, mismos que se exponen sintéticamente en los siguientes párrafos
como una aproximación de los retos actuales del Estado. Partiendo de la idea de
que cada fase de desarrollo tiene sus propias condiciones generales y
específicas para la producción y acumulación del capital, en la fase de
desarrollo fordista-keynesiana, una condición general de la acumulación fue el
desarrollo de la infraestructura física, dado que el sector articulador y
dinamizador del crecimiento era el complejo automotriz, metalmecánico y
petroquímico, la infraestructura ligada a los transportes (carreteras, puertos
y aeropuertos) y a la electricidad cobraron importancia. En esta nueva fase de
desarrollo las condiciones generales de la acumulación son diferentes, sin que
esto implique que la infraestructura física deje de tener un papel importante,
el desarrollo de una infraestructura en informática y telecomunicaciones, así
como su acceso y uso generalizado, juegan el papel principal: desarrollo de una
infraestructura informática y de las telecomunicaciones para la transmisión y
difusión del conocimiento, desarrollo e integración internacional en procesos
de conocimiento, así como integración del sector científico educativo y de las
comunidades del conocimiento en los procesos productivos.
Un segundo determinante de la producción y la
acumulación es la necesidad de la reproducción cognitiva de la fuerza de
trabajo, que implica el desarrollo de lo que Marx llamó el trabajo complejo.
Para que se pueda dar una reproducción cognitiva de la fuerza de trabajo del
obrero colectivo, se requiere un determinado tipo de solución a la
conflictividad social, donde el Estado está involucrado directamente. Además,
es importante el desarrollo de rentas de aprendizaje, que combinan los procesos
de aprendizaje en nichos específicos con las ventajas competitivas que tienen
los países en desarrollo de nivel medio como el nuestro: una importante fuerza
de trabajo con costos laborales competitivos internacionalmente y un cierto
nivel de calificación.
Un tercer determinante de la acción del
Estado es la necesidad de promover el desarrollo de sectores estratégicos con
fuertes efectos multiplicadores sobre el conjunto de las actividades, en
particular del SEIT; aprovechando su capacidad articuladora y dinamizadora del
crecimiento, privilegiando un conjunto de políticas de desarrollo e integración
directa o indirecta con las cadenas globales de valor de las actividades del
SEIT, con el fin de generar una oferta creciente a precios decrecientes.
Un último determinante a considerar es la
adopción de medidas que contrarresten el monopolio natural, garantizado por las
patentes, de las empresas que crean estándares tecnológicos. En esta economía
schumpeteriana las patentes juegan un doble papel relacionado con el intento de
valorización y apropiación privada de una actividad que de suyo es social y
acumulativa como lo es el conocimiento. Por un lado protegiendo a las empresas
que crean nuevos estándares tecnológicos y constituyendo al mismo tiempo, un
freno al proceso de innovación y generación de nuevos estándares tecnológicos.
Para contrarrestar este proceso, es necesario reducir el periodo de las rentas
monopólicas con el fin de que los procesos de innovación se aceleren y se
garantice la oferta a precios decrecientes, condición necesaria de un
crecimiento en espiral, acorde al nuevo ciclo de crecimiento dinamizado por el
SEIT.